HISTORIAS DEL FÚTBOL CARTAGENERO / El 'Tato' Pomares fue el extremo más rápido, en el campo de Los Juncos, del histórico CD Naval juvenil en los inicios de los años 60
EL BLOG DE GUILLERMO JIMÉNEZ
Vive, rondando los 80 años de edad, José Antonio Pomares García, al que llamaban Tato Pomares, un ciudadano cartagenero que surgió de la cantera del CD Naval, el equipo del campo de Los Juncos, situado en calle Juan Fernández (antigua carretera al Barrio de Peral), inaugurado en 1946, hoy convertido en parque público, un balón de oxígeno en el centro urbano de una ciudad atacada por la contaminación ambiental, en tiempos prósperos de las empresas de Productos Químicos, Ercros, en El Hondón, y la también cercana Española del Zinc.
El Tato fue delantero del ataque azul en los primeros años de la década de los 60, normalmente llevaba el dorsal 11 y era rápido, vertiginoso, veloz como el viento. Desbordaba a los defensas por banda. Sus compañeros de ofensiva eran Antonio Hernández Añil, José Ángel Llamas, Tico, Esteban, Ventura Albaladejo...Recuerdo que el portero era Bolín, muy espigado, y que entre los defensas estaban Rodríguez 'Caraolla', Lorente y Quinito. Y creo que también José Diego, un jugador de mucha calidad que se quedó a mitad de camino.
Jesús Bayardo, que fue internacional, Jaime Cros, hoy y desde hace mucho tiempo dramaturgo y autor de obras de teatro, y la saga de los Egea también vistieron la elástica navalista, al igual que Paco Sánchez,
Pero, ¿era goleador el Tato Pomares? No era, desde luego, un pichichi pero de vez en cuando sí marcaba algún tanto y se fundía en abrazos con sus compañeros.
El Naval, en sí, fue fundado en 1943 como Club Deportivo del Consejo Regulador de las Construciones navales (actual Navantia y antes E.N. Bazán) y desapareció en 2002. La máxima categoría que alcanzó el club fue la Tercera División, donde disputó un total de 16 temporadas, aunque se considera que su mayor logro fue la conquista del Campeonato de España de Aficionados en 1985.
En esa época tenía especial preponderancia el fútbol juvenil porque aglutinaba lo mejor de cada casa o, digo, de cada equipo. Todos querían entrenar y jugar en el Naval. No tenía competidor en la ciudad; había equipos como Las Cruzadas, el Mastia, Barriada Lapuerta y otros que utilizaban el solar del campo de Los Tigres, donde bastante después se construyó la Casa de la Juventud, gestionada por la iniciativa particular, en este caso por Juan Miguel García Inglés Juanmi, el ex portero. internacional. En otra zona estaba la Explanada de la plaza de Toros, muy cerca del Cuartel de Infantería del Ejército de Tierra y a pocos metros el Cuartel de Antigones, El Toni (Sánchez Bustamante) de gestor altruista de aquel terreno pedregoso (en el que se pasaba la sábana blanca para recoger unas perrillas para gastos imprescindibles) donde jugaba El Rápido y Loren Vergara tiraba los penaltis. Loren es el escritor de la Farola del Lago y colaborador del digital 'Cartagena Actualidad', de Linares (Tertulia de El Asiático), y Sportcartagena.
En Los Juncos, la última etapa del entrenador vasco Lucio Jáuregui, afincado en Cartagena, al igual que su hijo Luchinín, excelente futbolista surgido en Los Juncos, dio paso al protagonismo específico de los juveniles. Participaron en competiciones Interregionales con equipos como Real Murcia, Albacete y Hércules. Don Cándido de la Rasilla era un cargo relevante de Bazán que no se perdía partido en el palco y cuando se ganaba un partido algunos empleados pelotas se dirigían a la tribuna y le decían: "Dos puntos más, Don Cándido". Entonces en un encuentro se disputaban dos puntos y por el empate se contaba uno. En la trastienda, Paco Campos, el dueño de Efectos Navales en la calle Mayor, cerca del bar Taibilla, ayudaba en silencio en el desenvolvimiento del club.
Después llegó Luis Quesada Ruiz, empleado bazanero (en Compras y otros departamentos) al que designaron la gerencia de Los Juncos e implantó actividades lúdicas, verbenas en verano, cine. Fallecido en 2010, Quesada había sido futbolista en Cartagena y Deportiva Minera del Llano del Beal, y entrenador de los albinegros. Nunca quiso salir de la ciudad a otros destinos deportivos porque él deseaba continuar viviendo en la Trimilenaria.
El Tato Pomares era un deportista nato y hasta hace bien poco, algunos años, se le veía por las céntricas calles de Cartagena corriendo la milla con pantalón corto y camiseta, sudando la gota gorda, para mantenerse en forma. Si coincidíamos en el camino, se paraba y me saludaba. Unos segundos y yo le decía: "Eres el más rápido, Tato. Eres el mejor".
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